SALUD Y TEMPERANCIA

La Iglesia Adventista cree que el hombre fue creado a imagen de Dios (Génesis 1:27). La entrada del pecado en el mundo distorsionó esta imagen, dando como resultado la separación del hombre de su Creador, en detrimento de su salud física, mental, social y espiritual.

Pero, el deseo de Dios es que sus criaturas puedan gozar de abundante salud en todos sus niveles y nos invita a adoptar principios que restaurarán en nosotros la imagen divina. En su Palabra escrita y en el gran libro de la Naturaleza ha revelado los principios de la vida. Es tarea nuestra conocer estos principios y cooperar con Dios en restaurar la salud del cuerpo tanto como del alma.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día, desde su comienzo, ha considerado la salud como un punto clave de sus enseñanzas. La Biblia nos enseña que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y se nos encomienda la responsabilidad de mantener y mejorar nuestra salud.
Son 4 los factores principales que determinan la salud de las personas: la herencia genética (27%), el medio ambiente (19%), el sistema sanitario (11%) y el estilo de vida individual (43%). Hay uno que destaca por su alto porcentaje y es ese precisamente sobre el que podemos actuar nosotros: el estilo de vida. Así, por ejemplo, según la OMS el 30% de las muertes por cáncer podrían evitarse con un cambio en los estilos de vida.Desde el Departamento de Salud, queremos difundir y fomentar los principios básicos que determinan el estado de salud de las personas. Estos principios, revelados por Dios (consejos sobre nutrición, actividad física, descanso, la abstención del consumo de sustancias nocivas, etc.), son respaldados por la ciencia moderna y están al alcance de todos los que quieran integrarlos en su vida diaria

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Funciones del Departamento:
  1. Promover entre los miembros el estilo de vida adventista, basado en la Biblia y el Espíritu de Profecía, mediante la información, la educación, el asesoramiento y la motivación, en relación con todo lo que tiene que ver con la salud y la temperancia.
  2. Guiar a la iglesia, sus departamentos y agencias relacionadas, en relación con el desarrollo y la implementación de las políticas y programas de salud.
  3. Servir a la comunidad a la que pertenecemos, instruyéndola sobre los efectos destructivos del tabaco, el alcohol, las drogas y otras sustancias asociadas a un estilo de vida malsano.
  4. Desarrollar y/o catalogar materiales de referencia para sus programas.
  5. Animar a involucrarse en el esfuerzo evangelístico de la iglesia a través del desarrollo y uso de programas de salud tanto convencionales como en los medios, que educarán y ganarán la confianza de la gente.
“El Señor quitará de ti toda enfermedad” (Dt.7:15)